50 K O N ‰ T A N T Í N F I L O Z O F Como sin luz no hay alegría para el ojo que ve toda la creación divina, pues nada es ni bello ni evidente, así ninguna alma sin letras puede conocer la ley de Dios, la ley de los libros y del espíritu, la ley que revela el paraíso de Dios. Pues, qué oído que el estrépito tronador no oye, puede temer a Dios? De igual modo, una nariz que no huele la flor, cómo puede entender el milagro de Dios? Porque la boca que no siente la dulzura hace al hombre como si fuera de piedra. Y aún más, el alma iletrada se muestra como muerta en los hombres. Considerando nosotros todo esto, hermanos, os diremos un consejo oportuno, que a todos los humanos apartará de la vida animal y de la concupiscencia, pues no teniendo vosotros una mente irracional, oyendo la Palabra en lengua extranjera, oís sólo una voz como címbalo de bronce. Porque San Pablo ense ~nando dijo esto: Antes de elevar mi oración a Dios, prefiero pronunciar sólo cinco palabras, hablar con mi propia razón, para que los hermanos lo entiendan todo, mejor que una miríada de palabras ininteligibles. Porque aquel hombre que no entiende, que no expone una parábola sabia, ? ?
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